Despertar a los Dormidos

Despertar a los Dormidos

Despertar a los Dormidos

 

 

Las elecciones presidenciales del 2024, implicó una abstención suicida de casi el 40% de electores, o sea, 40 millones de compatriotas no votaron, sin imaginar, que su futuro y el de la nación, estaban en juego. En las elecciones judiciales del 2025, de jueces, magistrados y ministros, el abstencionismo alcanzó un catastrófico porcentaje del 87%, con 21% de votos nulos o en blanco. El amenazador resultado dejó expuesta la legitimidad de todos los juzgadores encargados de impartir justicia, ya que solo fueron electos por un increíble 13% de un padrón de casi 100 millones de mexicanos. Por la razón que se desee, dichos abstencionistas, ignoraron la trascendencia de dicha decisión política, económica y social, de consecuencias insospechadas.

 

Es evidente que quienes hoy “gobiernan” no representan la voluntad popular. Los jóvenes entre 20 y 29 años se perciben como “carne de cañón” sin voz en los partidos, en los que casi nunca han militado. La altísima abstención se origina en la falta de confianza en las instituciones y en la incapacidad de los partidos políticos, en el cínico clientelismo, en la descarada compra de votos o en la coerción, en la ausencia de transparencia, en la opaca selección de candidatos traidores a sus representados, en las incuantificables promesas incumplidas y en los insistentes embustes políticos para ocultar una patética realidad, como el irritante rechazo a rendir cuentas respecto al destino de los fondos públicos.

 

Es evidente la creciente decepción por el estancamiento económico, por la inseguridad, la violencia y las oportunidades limitadas. El 58.8% de los empleados juveniles están en la informalidad, sin olvidar que 14.4 millones de jóvenes viven en precariedad, y los egresados universitarios padecen el mayor desempleo. Solo 3 de cada 10 jóvenes acceden a educación superior, y el 40% de más de 15 años no concluye estudios. ¿Está clara la insatisfacción?

 

Las políticas públicas ignoran las necesidades de los abstencionistas, como mejoras en servicios locales como agua, transporte, educación, así como empleos formales con los más elementales derechos laborales. La abstención profundiza el descontento con la calidad de vida, con el sistema político, erosiona la confianza entre la ciudadanía y el gobierno, fomenta la apatía ante la insatisfacción de expectativas y de soluciones concretas, como la seguridad, la violencia de género, los bajos salarios, el medio ambiente, un conjunto siniestro que invita a la desobediencia cívica, ya que la abstención bien podría entenderse como una protesta ante el descontento por la calidad de vida y el desmoronamiento de la democracia, entre otras razones, por el asesinato de 37 candidatos a puestos de elección popular.

 

Al abstenerse los grupos vulnerables amplifican las desigualdades sociales, erosionan la base democrática al permitir que minorías insignificantes en el poder decidan políticas públicas que fomentan abismales retrocesos democráticos como el populismo o el autoritarismo o la infiltración criminal de jueces inexpertos carentes de independencia política que dictan sentencias por consigna, apartadas de la ley.

 

Nos encontramos ante un círculo vicioso porque el abstencionismo perpetúa ciclos de desilusión, impulsa la concentración de poderes, amenaza el pluralismo, amplifica el control oficialista al mismo tiempo que destruye las estructuras republicanas, el Estado de Derecho y la confianza en el futuro.

 

A partir de pasado mañana, 1 de enero, todos debemos despertar a los dormidos, sacudir por las solapas a los resignados, a los apáticos, convencer a los escépticos de la importancia de impedir las próximas reformas electorales que desbaratarían las escasas oportunidades legales para imposibilitar que Morena se perpetúe en el poder. De prosperar semejante atentado en contra de los restos de nuestra democracia, será imposible arrebatarle la mayoría calificada a la 4T en el Congreso de la Unión en el 2027, objetivo imprescindible para empezar la reconstrucción de México. La inmensa mayoría de los dormidos, resignados y escépticos, entre otros más, ignoran las terribles consecuencias del acelerado proceso de “venezuelanización” que padecemos, del que solo resultará beneficiada la pandilla comunista en el poder ilegítimamente.

 

El mayor partido político de México es el del abstencionismo y sus 40 millones de militantes. Éstos tienen la palabra…